A comienzos de la década de 1990, en una era donde la telefonía, telegramas y fax eran las principales formas de comunicación, un deseo de eficiencia y economía llevó al ingeniero Luis R. Furlán, director del Centro de Estudios en Informática Aplicada (CEIA) de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG), a explorar nuevos horizontes. Su motivación era clara: una comunicación fluida y económica era esencial para la investigación. Continue reading