Internet es una red global compuesta por diferentes redes de diversas organizaciones y empresas. Todas ellas dependientes de servidores físicos ubicados en distintos países con regulaciones y leyes propias. A pesar de ser considerado como un espacio universal y libre, actualmente, estamos cada vez más cerca de hablar de que Internet cambie.
La fragmentación consiste en la limitación de internet. Esta puede ser por cuestiones técnicas que imposibiliten su acceso o gubernamentales. Por ejemplo, cuando los gobiernos restringen ciertos usos de internet para establecer, comercializar, o permitir el acceso a recursos de información.
La fragmentación de Internet gubernamental y técnica
Desde los años noventa este espacio global comenzó a fragmentarse en su “capa social”. El ejemplo más famoso es el Proyecto Escudo Dorado de China, más conocido como Great Firewall que se ideó en 1998 y empezó a ser operativo en 2003. El objetivo era regular y limitar el empleo de internet, que se basaba en la vigilancia y censura de actividades y aplicaciones, lo que generó un gran cortafuego para internet en China. Otros países, la mayoría con sistemas autoritarios, han seguido su ejemplo y utilizan Internet como un mecanismo de control social y vigilancia sin precedentes.
Aunque la infraestructura, el hardware, el software y los protocolos de Internet son los mismos en todo el mundo, las diferencias políticas han llevado a naciones como Rusia a desarrollar tecnologías propias. Desde 2019, Rusia está trabajando en un sistema propio de Domain Name Server (DNS) que permitiría gestionar y dirigir todo su tráfico web dentro de sus fronteras, sin contar con el sistema global jerárquico de DNS.
Asimismo, grandes corporaciones como Google, Amazon y Apple, fragmentan la red para soportar sus propias tecnologías, productos y estrategias.
Cómo actuar frente a la fragmentación
Una internet fragmentada plantea desafíos significativos en términos de estándares técnicos y seguridad cibernética, y también tiene impactos negativos sobre los derechos humanos. En el caso específico de Guatemala, donde la penetración de Internet es solo del 50%, esta fragmentación puede ralentizar el proceso de digitalización del país y segmentar a la población. Alineando a poblaciones completas y dificultando su acceso a comunicación y educación.
Para abordar estos desafíos, es necesario establecer políticas y estándares internacionales para mantener Internet como un espacio global y abierto, donde la innovación y la creatividad puedan prosperar. También es fundamental garantizar el acceso equitativo a Internet y los recursos que ofrece. En el caso de Guatemala, es importante implementar medidas como la expansión de la infraestructura de telecomunicaciones y la promoción del acceso a Internet en áreas rurales y marginadas. Descubre más temas de ciberseguridad aquí.
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